domingo, 11 de enero de 2009

Julia


Cine de Nueva York
Edward Hopper

Se había tenido que levantar de la butaca, en medio del estreno, era imperdonable, pero no lo había podido remediar.
No había podido remediar aquella cercanía, aquella respiración, aquel reflejo de la pantalla en sus ojos, en aquellos maravillosos ojos que tanto había anhelado en secreto durante tanto tiempo, y aquel beso, ese beso tan anhelado, tan esperado, tan feliz.

Habían pasado ya 15 años desde que se vieron por primera vez, en aquella reunión de antiguos
compañeros de su padre en el ejército, fueron tres días intensos en aquel rancho de Texas,
en donde se había celebrado durante tres días una serie de continuos banquetes, bailes, cánticos, de antiguos compañeros de la guerra de Vietnam que anhelaban estar juntos de nuevo, quizá para superar sus terribles experiencias juntos, como si solo ellos realmentre pudieran entenderse.
A aquella reunión pudieron asistir todas sus familias, hijos nietos esposas, etc.
Ella asistio con Fred su marido y su hijo Marlon de 5 años.Tambien estuvieron su hermano Peter con su novia de entonces Jana, y su madre Berta.
La primera reunión había sido a la entrada del gran banquete, un gran tumulto de gente, presentaciones, y de repente le vió, vió esos ojos verdes que le miraban, era como un iman, realmente era muy atractivo de una belleza ruda, pero muy sexi, ella observó la reacción ante el resto del personal femenino ante él, y llegó a la conclusión de que era algo general, y trató de quitarle importancia a aquel magnetismo.

Daniel, que así se llamaba, hacía las veces de anfitrión con su familia, pues la celebración se realizaba en su pueblo, y nos brindaron el rancho que su padre el sargento McGregor, poseía.
El rancho no era demasiado grande, pero lo suficiente para que todos nosotros estuvieramos muy cómodos, con grandes extensiones para reunirnos, y para tener un contacto con el mundo rural
al que los de ciudad no estábamos acostumbrados, que por supuesto divirtió muchísimo a los niños.
Ella se sintió observada por el en todo momento, era increíble, nadie se daba cuenta de aquellas miradas, ¿sólo ella?, no podía ser.
Desde entonces se habían visto en una ocasion más, durante un viaje que él realizó a Nueva York, en el que quedaron para cenar las dos familias completas, y en el que Daniel se había sentado en frente de ella, y donde parecia que para los dos no había nadie más en la mesa, charlaron animadamente de muchos temas, y descubrieron su gran afinidad en muchos de ellos, el era fotógrafo y guionista y había montado en tejas su pequeña empresa que poco a poco estaba teniendo mucho éxito.
Ella notaba los ojos de él dirigiendose a sus labios, y se veía obligada a desviar la mirada por pudor, mientras le contaba que a ella le gustaba escribir pero que nunca se había atrevido a hacerlo público, él la animó, y le dijo que estaba abierto a recibir sus trabajos...
Julia, que así se llama ella, lo tomó como un halago, y conversando así se acabó la reunión y llegaron las horas de las despedidas, él entonces tuvo un cambio de actitud y Julia la recuerda como la despadida más fría que ha tenido jamás.
Desde entonces, el contacto es distanciado y las noticias que tiene de él son a traves de sus padres, y de lo que ella va investigando por internet de su carrera, le va muy bien, su empresa cinematográfica ha crecido y es muy importante en el mercado, y se ha lanzado a dirigir una película.
Eso es lo último que sabía hasta que ésta mañana le ha sonado su teléfono movil, y era Daniel....
-¿Julia?
-¿Si, quien llama?, (Ella lo sabía perfectamente, pero el corazón se la salía por la garganta y quería tiempo de tregua para tomar aire)
-Soy Daniel McGregor, de Tejas.
-AH¡, Hola Daniel, ¿No me digas que estás en Nueva York?
-Si, Podríamos quedar a las cuatro a tomar un café, y despues no hagas planes pues tengo una sorpresa para tí.
-Bien ¿Te parece en Starbucks a las 4?
-Me parece muy bien, pero quiero que vengas sola.
-.........De..De acuerdo, iré sola.
-Hasta luego.

Una sorpresa para mi, ¿sola?, esto no tiene ninguna lógica, han pasado 15 años, si 15 años en los que no ha habido un día en el que no haya dejado de pensar en él.
Pero sin ningun rastro de que él haya pensado en mi lo más mínimo, a no ser que la sorpresa séa aquella foto que me hizo aquel día montando a caballo, que prometió hacerme llegar,
y aprovecha hoy para dármela, no tiene sentido ¿ y para que necesita el resto de la tarde?. Bueno no tengo un momento que perder, salgo a las 12 de la oficina y tengo el tiempo justo para
ir a casa ducharme y vestirme, ¿Qué me pongo?, bueno da igual han pasado 15 años, ya tengo 50, no creo que la ropa pueda arreglar mucho. Penso Julia.
Ella cruzaba las puertas del Starbucks a las 4 en punto, se había puesto el pantalón y la blusa azul que tanto le gustaba, porque hacía destacar sus ojos, había dejado su pelo suelto, y caminaba de manera decidida hacia el interior de la cafetería.
Cuando le vió entre las mesas, como se levantaba para saludarla con la mano.
Oh dios está guapísimo, y como le favorecen las canas y la barba. Pensó, mientra seguía con su caminar decidido hacia él.
Se dieron dos besos, y sonrieron mientras se miraban fijamente a los ojos y observaban los cambios que el paso del tiempo había producido en sus rostros, en silencio, y volvió a pasar, era como si estuvieran solos como si nadie les rodeara en la cafetería que se encontraba llena de gente.
El le preguntó por su vida y ella le contó que su hijo Marlon que ya tenía 20 años era un brillante estudiante de arquitectura, y que ella seguía trabajando en el periódico, desde que acabó periodismo con 40 años, le gustaba mucho su trabajo y estaba contenta.
Ella se disponía a hablar de su marido sin mucha gana, cuando Daniel la interumpió.
¿Sabes porque estoy aquí?
-supongo que porque hoy estrenan tu película.
-Bueno sí, Pero yo me refiero, a estar aquí contigo.
-No respondió ella timidamente, mientras pensaba, ahora saca la foto ecuestre....
Daniel carraspeó, y Julia pensó, pues no va a ser la foto esto parece serio.
-Estoy aquí, porque llevo quince años esperando este momento, el poder llevarte al estreno de mi película, al estreno de la obra que has inspirado tu y solo tu, le decía mientras miraba fijamente los ojos azules de Julia.
Estoy enamorado de tí desde el primer momento en que te ví, tienes un iman en tu mirada, no he podido dejar de pensar en ti en estos quince años ni un solo día, te deseo, te quiero, quiero que seas mi compañera,
Si no te he dicho nada hasta hoy es porque no consideraba que te mereciera, ni tampoco quería destrozar tu vida ni hacer nada que te causara dolor, ahora tu hijo ya es casi independiente, yo tengo mi estabilidad laboral, y puedo darte lo que considero que te mereces, Todo mi amor, y mi compañía para que puedas escribir o hacer lo que más te guste, a mi lado.
En aquellos momentos Julia tenía dos lágrimas que había intentado contener sin éxito, recorriéndole las mejillas, el la miraba esperando una respuesta, ella
estaba perpleja, y feliz, muy feliz, así que empezó a sonreirle, y alargó su mano por encima de la mesa, hasta coger la de él, y la acarició con suavidad.
-¿Entonces tu sabías que llevo quince años en la misma situación?
-No, respondió él, yo pensaba, que resultabas igual de atractiva para todo el mundo, que tu mirada era igual de magnética para todos, que todos se sentían igual de atraidos por tí como yo.
Pero pensaba que yo debía de intentar estar contigo, sino mi vida estaría incompleta.
-Eso mismo pensaba yo de tí.
No se dijeron nada más y estubieron mirándose sin decirse nada, durante mucho rato.
Hasta que Daniel pagó los cafes al camarero, y preguntó a Julia:

-¿Vamos al estreno?
-¿Al de Julia?, respondió ella,(porque asñi se llamaba su película)
-A ese tambien respondió él. Pero yo me refería al de nuestro amor.
-Vamos.
Dijo Julia mientras se ponía de pie.
Habían ido directamente el cine, donde toda la prensa esperaba, antes de salir del coche, el le advirtió que habría fotógrafos y cámaras de televisión, si quería acompañarle igual, ella le dijo que había esperado 15 años, no pensaba esperar ni un minuto más.
Ahora mientras Julia pensaba en un rincón del vestíbulo de la sala de cine, se arrepentía de aquella decisión, no de la de estar con Daniel, sino la de hacerlo público de esa manera, Fred había sido un buen padre, y buen amigo, no se merecía aquella manera de hacer las cosas.
Ese caracter impetuoso, que debía de cambiar, pensaba que con 50 ya lo habría superado, pero es que hoy se sentía tan Joven, parecía que tenía 15 años menos...

1 comentario:

  1. Soy la primera, que honor.
    Quería pasar a visitarte con tiempo, me gustó este encuentro tan especial. Una historia de encuentros y desencuentros entre sueños y nostalgias
    Nos seguimos leyendo. Te dejo un beso grande.:-)

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